profesional lo importante es tener un buen fondo de armario de LIBROS Y REVISTAS.
Los que llevamos mucho tiempo, tenemos muchos libros y recibimos las revistas que creemos interesantes, no por más listos, sino porque al cabo del tiempo se consiguen muchas cosas, sobre todo años.
Pero quien empieza a formular: ¿Qué debe hacer?.
Lo primero es no hacer nunca una fórmula sin tener a mano una bibliografía en la que basarse. Los inventos no valen, hay que tener una referencia científica y técnica.
Se puede llamar al Colegio para que nos envíe un PNT para salir del paso, pero quien quiera especializarse en formulación debe ir pensando en reunir una bibliografía en la basarse para preparar fórmulas y estudiar de vez en cuando.
Hace treinta años yo quería un libro que resolviera todos los problemas de formulación. Entonces no lo había ni ahora existe, pero ahora, además de móviles e Internet, hay más bibliografía disponible y con ganas y paciencia, se encuentran libros interesantes y revistas que resuelven problemas y dan ideas.
Las revistas podemos clasificarlas en científicas, con artículos de investigación, y profesionales, con artículos de todo tipo y algunos técnicos interesantes.
Hay que “verlas” todas, no he dicho leerlas, y practicar el método de las “arrancatas”, es decir si un artículo interesa lo arrancamos con cuidado para no romperlo, guardamos lo arrancado y tiramos el resto a la basura sin piedad.
Para guardar miles de papeles están el CINIME y el CADIME, a los que ya no hay que recurrir porque los CIM de los colegios funcionan magníficamente.
El CIM de Sevilla, primero con Mavi, después Tere y ahora Rosarito y sus compañeras me han resuelto cantidad de problemas y enviado montañas de información de calidad.
La arrancatas se guardan en una carpeta o en un cajón para que no se pierdan y cuando tenemos tiempo, que no tenemos nunca, o necesidad sacamos la carpeta y buscamos lo que pueda interesar.
Por ejemplo Melatonina, que está de moda, abrimos una subcarpeta, en ella guardamos todo lo relacionado con ese producto y nos interese.
Es interesante tener un sitio donde archivar las subcarpetas, nosotros tenemos unas trescientas (más o menos) y aunque parezcan muchas solo ocupan un metro de estantería y un montón encima de la mesa que cada vez es más alto.
Cuando estás buscando temas que interesan, encuentras arrancatas que ya no sirven para nada e incluso subcarpetas que tampoco sirven porque el tema ha dejado de tener interés. Lo mejor en estos casos es hacer como con las revistas, tirarlas a la basura o mejor al reciclado de papel sin piedad.
Solamente con las revistas y la información que llega gratis, con el tiempo se puede tener un archivo interesante.
Se podría pensar que es bueno estar suscrito a alguna revista científica, de investigación de galénica, pero mi experiencia es que no sirven para nada al formulista, porque son demasiado teóricas o están pensadas para la industria, con lo que no suelen resolver nada práctico.
Es bueno recibir o estar suscrito a alguna revista médica Nosotros, como la base de nuestra formulación es la Dermatología, creemos que es interesante la revista PIEL.
Hemos estado suscritos a revistas inglesas y americanas, como Cutis, el British Journal of Dermatology o el Journal de la Academia Americana de Dermatología, pero no creo que para empezar sea necesario suscribirse.
La mejor revista de formulación es el International Journal of Pharmaceutical Compounding (IJPC). Trae artículos teóricos, de tecnología, otros asequibles para el trabajo diario y siempre un formulario con modus operandis muy claros y fáciles.
Resumiendo; para empezar, seleccionar lo interesante de lo que llega gratis; si queremos profundizar nos suscribimos al IJPC (está en ingles) y si nos gusta la Dermatología a Piel.
En cuanto a libros podemos decir lo mismo, los que más he usado son los de Vicente Baixauli y María José Llopis (hace poco han sacado una nueva edición) con ellos y tirando muchas fórmulas a la basura, aprendí a formular.
Siempre he tenido una edición actualizada del Martindale, el mejor libro de consulta que conozco. Conservo la 26 edición de 1972.
Como libros de consulta utilizamos todos los días las Monografías Farmacéuticas del Colegio de Alicante y Formulación Magistral de Medicamentos del Colegio de Vizcaya.
En pediatría nuestra Biblia son los libros de Manuela Atienza, están en Internet (www.manuelaatienza.es), algunos tan usados que he pedido a Manuela uno nuevo. Me siguen gustando más los libros que Internet y no se debe preparar una fórmula pediátrica sin un libro de Manuela delante.
Hay que tener libros antiguos como El Formulario Español de Farmacia Militar de 1975, ha habido una reimpresión hace unos años y creo que se puede conseguir. Este formulario, la Farmacopea Española IX de 1954 y la 26 edición del Martindale resuelven muchos problemas de formulación antigua y es interesante tenerlos.
Es bueno tener alguna tecnología farmacéutica o al menos unos buenos apuntes de Galénica por si tenemos que distinguir un cocimiento de una emulsión, saber que es el HLB o un semisólido tixotrópico.
Hay que estudiar La Formulación en la Dermatología del 2010 del dermatólogo Pablo Umbert y nuestro compañero Francesc Llambí (editado por Acofarma). Estudiando este libro se puede mantener una conversación con un dermatólogo manteniendo un nivel de comprensión aceptable.
Por obligación tenemos el Formulario Nacional, es de vergüenza ajena, y me gustaría ver a una ministra presentándolo en Bruselas. La Real Farmacopea Española, como afortunadamente no está hecha por nuestra administración es un buen libro con capítulos teóricos muy interesantes y nos saca de dudas en cuanto a la forma fisicoquímica (agua de cristalización por ejemplo) de los productos que debemos utilizar.
Creo que no debo alargar esta historia sobre libros y revistas, más adelante podremos comentar libros, revistas e incluso artículos con cierto detalle y espero que con buen humor.
Juan Manuel León
Compounding Pharmacist (Sevilla) |